SEGURIDAD DIGITAL

Estamos acostumbrados al concepto de contraseñas o claves de acceso para proteger y restringir el acceso a documentos y sistemas. Pero, con frecuencia la misma contraseña sirve tanto para abrir o leer los documentos como para modificarlos. La contraseña no dice nada sobre la autenticidad del documento, su integridad y la autoría del mismo. Estos aspectos son cubiertos por el uso correcto de firmas digitales a través de una Infraestructura de Clave Pública (ICP – PKI).

         Cuando un individuo firma digitalmente un documento, lo hace usando su llave privada, a la cual sólo él tiene acceso.
         Su firma digital no puede ser copiada ni adicionada a un documento por alguien que no tenga acceso a su clave privada.
         La firma digital adicionada no brinda acceso a la clave privada del individuo, la cual nunca es revelada.
         El documento no podrá ser modificado o alterado por terceros luego de ser firmado sin anular la firma.
         Para acceder a un documento firmado digitalmente, se obtiene generalmente la llave pública del certificado digital asociado a la firma digital usada.
         Dicho certificado puede ser incluido en el documento, o puede obtenerse a través de una red privada o Internet.
         A través del certificado digital se valida la autenticidad de la firma y la identidad del firmante.   




Como podemos observar el buen uso de las Firmas electrónicas nos permite vislumbrar cierto nivel de seguridad, que podemos resumirlo en:



 1.      Autenticación ya que puede identificarse con alto nivel de certeza al emisor de un mensaje o transacción (FIRMA).
2.      No repudio, ya que dificulta la negación de la autoría de un documento electrónico.
3.      Confidencialidad, es decir, incrementa los niveles de privacidad de la información (CIFRADO).
4.      Integridad, ya que permite disminuir considerablemente el  riesgo de manipulación  de información.
 




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